Inmediatamente la policía se dirige al domicilio de Javier Amoroso quien había sido liberado luego de ser interrogado. Al llegar al lugar, debieron tirar la puerta ya que el no respondía. Dentro de la casa, la escena era dantesca.
Javier yacía sin vida, arrodillado en el piso, dentro de un círculo de velas, completamente desnudo. Junto a su cuerpo, una nota confesaba el crimen cometido pero no daba detalles del mismo. Evidentemente estaba encubriendo una organización mucho más grande, tan importante que valía más que su propia vida. Creemos que esta no será la última vez que escucharemos sobre ellos, aún estamos buscando la Sala 13 en el museo. Pero por ahora la investigación a finalizado con éxito.