Santiago estaba mal de la cabeza desde hacía tiempo, siempre pendiente de cual teoría conspiratoria exista, el la investigaba. Si bien se podía decir que salíamos, un poco lo hacía por lástima ya que no me hacía un futuro con el y prefería estar con alguien antes que estar sola.
En los últimos tiempos me comentaba que estaba detrás de un misterio dentro del Museo, este fue su única motivación para presentarse al puesto de seguridad que ofrecían.
Recuerdo que en uno de nuestros últimos encuentros mencionó que si alguna vez le ocurría algo, que prestara mucha atención a la obra de Bartolomé Montalvo del museo, que allí vería indicios para abrir una caja metálica.