Llegó con un gran apetito, me comentó que intentó escalar el Monte Fuji pero no tuvo éxito. Cargaba una mochila que parecía ser muy pesada de la que nunca se alejó, incluso para ir al baño.
Luego de tomar varias cervezas, me comentó que no había podido cerrar un negocio millonario con un comerciante por lo que estaba a punto de irse del país. Me preguntó si sabía de algún sitio en donde podría conseguir Rublos.
Una persona con la descripción que mencionas se unió a nuestro grupo a último momento e intentó llegar a la cima pero no pudo lograrlo. Durante todo el trayecto cargó una pesada mochila de la que nunca quiso desprenderse a pesar de nuestras sugerencias.
Poco antes de abandonar al grupo, en la octava estación, se sentó a descansar a un costado del camino, estaba tan agotado que se quedó dormido y dejó caer su celular. Si logran volver a verlo, les pediría que se lo regresen.
Antes de dirigirse al aeropuerto, pasó una noche en nuestro hotel y disfrutó de una típica ceremonia del té.
Estaba algo molesto ya que había perdido su celular, lamentablemente por mas que buscamos, no lo encontramos. Me pidió que si lo encontrara, lo llamará a un número alternativo. Mencionó que la clave del equipo era muy sencilla y no iba a tener problemas en obtenerla.